La mayoría de las personas que acumulan deudas impagadas no lo hacen por gusto, sino porque las circunstancias económicas particulares han hecho imposible poder cumplir puntualmente las cuotas. Salir de una situación de este tipo a veces es complicado, pero existe la posibilidad de solicitar préstamos a morosos. Un banco no lo otorgará, evidentemente, pero sí hay entidades privadas que lo hacen, ofreciendo una salida a personas con dificultades.
No pagar las deudas puede tener consecuencias muy graves. Una entidad bancaria puede negociar la hipoteca en caso de poder demostrarse una serie de circunstancias económicas, pero no siempre es posible. Lo normal es que importe poco la situación que ha llevado a no poder pagar la vivienda.
Y no solo cuando se habla de vivienda. Los suministros esenciales son otro problema serio. Si no se paga la luz, el agua o el gas las compañías no tardarán en cortarlo, con las consecuentes molestias e incomodidades.
Dando un paso más allá, la inclusión en un registro de morosos puede suponer un verdadero quebradero de cabeza. Primero porque entrar es fácil y salir no tanto, aunque las deudas estén saldadas. Y, en segundo lugar, porque muchas compañías estudian al detalle los registros antes de conceder una financiación, realizar un negocio o incluso alquilar un local o una vivienda.
Por eso es muy importante tomar medidas antes de que no se puedan pagar deudas que nos conviertan en morosos. En el caso de los préstamos hipotecarios, conviene negociar con el banco y, en los demás buscar alternativas como reunificar deudas para hacer las más llevaderas o incluso solicitar préstamos. Si ya se debe dinero y esto causa problemas, no quedará más remedio que acudir a familiares o a empresas de préstamos privados que puedan ofrecernos esa liquidez que nos hace falta.