Ahorrar eligiendo las mejores calderas gas natural

¿Es posible ahorrar en la factura de la calefacción? Parece complicado lograrlo sin reducir el horario en el que ponemos en marcha el circuito, pero no es así. Es posible reducir la factura eligiendo bien las calderas gas natural.

Lo primero es contar con que el gas natural es un combustible más barato que otros, de manera que si lo elegimos ya estaremos ahorrando. Pero existe un segundo factor aún de mayor relevancia: la caldera. Existen infinidad de modelos, algunos realmente eficientes. Pero no se trata de decantarse por el modelo más caro o el más potente. Hay que saber elegir la caldera que realmente necesita nuestra instalación, ni más ni menos.

Existe la creencia errónea de que un aparato muy potente rendirá más. No es cierto, más potencia de la que el circuito necesita, no hará que la caldera funcione mejor, sino que lo haga de una manera incorrecta. Pero tener un aparato que se quede corto tampoco es bueno, porque puede sufrir un sobre esfuerzo que acabe en una avería.

Ni exceso, ni defecto de potencia, una caldera solo puede alcanzar su funcionamiento óptimo y más eficiente cuando funciona adecuadamente, ni por debajo, ni por encima de lo que soporta. Teniendo ese aspecto claro se puede elegir el modelo que realmente se necesita ¿En que se traduce? Primero en un menor consumo de combustible y segundo en una vida útil mucho más larga del aparato y considerablemente menos averías. En definitiva, en un ahorro significativo.

Clases de calderas

Otro aspecto que hay que valorar son los distintos modelos de calderas de gas natural. Dejando a un lado las atmosféricas, cuya instalación está prohibida, hoy se recomiendan especialmente dos modelos. El primero de ellos son las calderas de bajo NoX, ofrecen un buen rendimiento y contaminan mucho menos que modelos antiguos.

Pero actualmente, lo que se recomienda es la instalación de calderas de condensación. Son aparatos más caros, pero consumen mucho menos porque reutilizan el calor que se desprende de los gases de la combustión. El ahorro puede alcanzar hasta un 30 por ciento.

La factura del gas, por tanto, puede depender no solo de la instalación y del uso que se haga de ella, sino de la caldera que tengamos. En ocasiones una inversión a tiempo puede significar un considerable ahorro a largo plazo sin necesidad de pasar frío en los meses más duros del invierno.

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